viernes, 4 de diciembre de 2009

Servicio doméstico

Sirvienta, criada, muchacha, chacha, gata, doméstica... son sólo uno de los tantos nombres que se les encasquetan a las mujeres que trabajan en el servicio doméstico, especialmente en las casas particulares, en las oficinas y las empresas los términos son un poco más decentes: afanadora, señora de intendencia, señora de limpieza...

El servicio doméstico es una de las labores más ingratas, extenuantes, riesgosas y menos apreciadas actualmente, y para muchas mujeres representa la única manera de ganarse la vida de manera decente. Las mujeres que se dedican al servicio doméstico suelen ser de muy baja extracción social o que provienen del campo y que solo buscan una vida mejor.

La situación laboral de una mujer dedicada al servicio doméstico es vaga, las leyes son ambiguas y los mecanismos de defensa dejan mucho que desear, sus prestaciones sociales de salud y retiro son inciertas y en el desempeño de sus funciones se enfrentan a todo tipo de riesgos.

Una vez conocí a una patrona que le prohibía usar a su trabajadora guantes de plástico cuando lavaba la estufa con easy off, según ella porque asi no limpiaba bien, lo mismo aplicaba para la limpieza de la taza de baño. además de quejaba de que gastaba demasiado jabón y que tenía que tallar más fuerte. también he conocido patrones que trataban bien a sus empleadas y les daban la tarde libre para acudir a la escuela, sin embargo son los menos casos, en condominios de lujo, en donde se cobra una cuota de gas por persona, la sirvienta rara vez es considerada persona y esa situación se extiende a como se les trata a las empleadas domésticas que son vistas como esclavas modernas.

Esta situacion de esclavitud lleva a las pobres empleadas a ser víctimas de acoso y abuso sexual, teniendo que atender las necesidades del patrón y hasta de las visitas del patrón, también se han dado casos de que la patrona tiene negocio informal con ellas. Personalmente me he enterado de varios casos de personas que contratan a las muchachas en los lugares más remotos del campo o que en ciertas comunidades indígenas se las compran a los padres, se las llevan diciéndoles que están contratadas como sirvientas pero en realidad las venden a los prostíbulos, el caso más tristemente célebre en México es el de las Poquianchis.

¿exageración? piensenlo bien despúes de ver este artículo del Universal

2 comentarios:

Hluot Firthunands dijo...

Hola:

Es exclavitud, simple y llana.

Me gustaria pensar que algun dia terminara, pero no confio tanto en la humanidad.

Kishiria dijo...

Si, es algo muy triste, lo peor es que a esas pobres mujeres nada las proteje

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