viernes, 1 de abril de 2011

Viernes Monero

La vida de un diseñador es dura, es adivinar lo que quiere el cliente y el cliente puede no tener buen gusto, siempre he dicho que ser diseñador es como ser modista de vestidos de quinceañeras, y si la quinceañera no sabe lo que quiere y resulta que quiere olanes, moñitos, encaje, lentejuelas y bordados en su vestido, pues hay que darle todo eso y pedirle que no diga quien le hizo el diseño.

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