jueves, 12 de noviembre de 2009

Violencia

Dicen que la violencia no es la respuesta, sin embargo, en México se está convirtiendo en el pan de todos los días.

Resguardan a presuntos plagiarios por intento de linchamiento
En Juchitepec la población descubrió a unos plagiarios vestidos como policías y casi los linchan.

Marchan menos y más violentos
¿La violencia compensa la falta de activistas?... ¿hasta donde llega una provocación?

El argumento es... si la policía no hace su trabajo, la gente lo tiene que hacer y entonces tenemos casos tan lamentables como el de Tlahuac; por el lado de las marchas... si no te manifiestas así, no te pelan y a veces ni así.

En un nivel más doméstico, fijense en como la gente se expresa, si le hacen una trastada, la gente ya no contesta "que poca madre, ya ni la ching... etc" dicen cosas más contundentes como "lo quiero madrear, lo voy a matar"

Estamos más irritables, más agresivos y luego, nos quejamos de la violencia.

2 comentarios:

Hluot Firthunands dijo...

En lo de las marchas he estado en los dos lados, como manifestante y como ciudadano afectado.

Y en ambas situaciones he visto que cuando un gobierno (municipal, estatal o federal) quiere desacreditar a los manifestantes, le paga a unos cuantos malvivientes para que se vistan igual, griten lo mismo, caminen con ellos 4 cuadras y empiecen a agredir gente, robar negocios y golpear policias.

No tengo ninguna prueba de que eso parasa ayer en la carretera DF-Queretaro, pero no me extrañaria que asi fuera.

Y lo de la violencia domestica, en parte es por la situacion de pais, la crisis, la falta de empleo, la desilucion de que los gobernantes no hacen nada por la gente, pero en parte es porque la television y la radio han diluido cada vez nada la frontera entre la ficcion y la realidad. Antes podias ver una serie de policias y entendias que era ficcion, hay mas ficcion en los noticieros.

Kishiria dijo...

Como siempre tienes razón Hluot, el problema es que, provocadores o no, la violencia ya llegó y no se irá. poco a poco pensamos en cosas más extremas, tenemos menos tolerancia, si llevamos prisa preferimos empujar y disculparnos a pedir permiso para pasar, los buenos modales ya casi no se aplican

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