Hablando de madres

Dice por ahí la sabiduría popular, que no hay peor macho que una madre, lo cual desafortunadamente es cierto. Si bien no se puede generalizar, pues hay muchas mujeres con una visión muy clara de las relaciones interpresonales, tengo que decir que muchas de las peores machistas que he conocido han sido madres. Si bien no todos los casos son iguales, puedo decir que el 80 % de los patanes y/o patanas llegan a ese tipo de conductas gracias a una madre que se ha encargado de meterles esas ideas en el cerebro a punta de machacárselos por años.
Una costumbre muy común en cualquier familia es que, prácticamente desde que la niña puede hacer las cosas por sí sola, la madre la toma como ayuda de casa, para que les sirva a sus hermanos, haga la limpieza y realice todas las labores del hogar, dejando de lado a los varones pues no son trabajos propios de ellos. Una vez que los retoños han crecido, no son raros los casos de las mamás que muestran el más honesto orgullo cuando su hijito se vuelve un casanova, mientras que vigilan a la hija con un celo casi musulmán.
Una vez que muchas mujeres tienen su primer novio, la madre se encargará de recordarles a cada momento como todos los hombres, sin excepción, son depredadores y abusadores, y cómo ese fulano con el que anda no es para ella. Es un hecho, ninguna madre que valga el nombre puede dejar que su hija se aventure en el mundo masculino sin advertirle un par de cosas para que sepa estar en guardia, pero de eso a dedicarse a hacerle la vida imposible al novio hay una gran distancia.
Pero quizá las peores circunstancias es cuando las amadas suegras se encargan de llenarle la cabeza a sus hijas de todo tipo de ideas, pero frente a ti se vuelven unas auténticas damas: Las mayores atenciones, cumplidos, sonrisas amigables... Muchas son tan increíblemente agradables, que te cuesta trabajo imaginar que es la misma que te califica de ese abusador en cuanto le das la espalda.
Simplemente recordemos que los niños vivirán de acuerdo a como fueron criados. Si no queremos patanes y patanas en el futuro, el mejor inicio son nuestros propios hijos e hijas. A fin de cuentas, el buen juez por su casa empieza.