martes, 25 de noviembre de 2008

Patanerías cotidianas.

Vivimos rodeados de patanerías grandes y pequeñas que son parte de nuestro quehacer diario. Actividades como el mero uso del transporte público demuestran quienes somos y que tanto nos importan las demás personas.

Se que suena bastante trillado, conservador y de un absurdo cotidiano pero es algo tan cierto como que somos incapaces de ceder el asiento en el camión a alguien que lo necesita mas que nosotros por que no nos importa en absoluto y buena cantidad de veces pensamos “¿y yo por qué?”.

¿Cuántas veces no hemos visto en un transporte: a la viejita que apenas y puede caminar, al señor que camina con bastón, a la embarazada, a la mamá con un niño de brazos o al muchacho que anda con muletas y nadie hace nada y nadie cede el lugar? . Describamos un poco más de los personajes característicos de estas escenas: El estudiante que se hace el dormido, la señora indiferente, el señor con cara de fastidio…. ¿Quién tiene mayor derecho a recibir un asiento? Por algo existen los señalamientos en el transporte para dar preferencia de lugares a ciertas personas ¿Te gustaría estar en su lugar?

Somos enteramente insensibles a las problemáticas y necesidades ajenas. Se que no se puede andar por el mundo actuando como”Madre Teresa” pero un mínimo de consideración nos convierte en personas distintas. ¿Por qué no empezamos por actos pequeños?

Nos quejamos y nos quejamos de la inseguridad y de las cosas que nos pasan o nos pasaron y que nadie hizo nada para ayudarnos ¿Y nosotros que hacemos cuando vemos que están golpeando o asaltando a alguien en la calle? No es que andemos de súper policías, pero por lo menos tomarse la molestia de llamar a una patrulla, una ambulancia o a los bomberos cuando hay un incendio. Les aseguro que una llamada telefónica no toma mucho tiempo y podría salvarle la vida a alguien.

Este tema viene a colación de experiencias recientes de algunas amigas y cosas que me han tocado ver.

Hace algunos días me toco ver a una señora (en una calle bastante transitada por cierto) que abrazaba a una niña fuertemente por que un muchacho (presumiblemente el papá) la estaba jaloneando mientras la señora gritaba “Ayúdenme, se quiere robar a mi hija”. No fue hasta que una señora de edad mayor se acercó a ver que pasaba que alguien se animo a buscar a un policía. A estas alturas la niña lloraba desconsolada y tenía los brazos rojos (posiblemente con moretones) de tanto jaloneo.

A una amiga la asaltaron a unos veinte metros de llegar a su casa, nadie hizo nada, nadie vio nada, como si no hubiera pasado nada… al comentar esto con la gente con la que vive y otros vecinos, le cuentan que en el parque que esta casi a la vuelta de su casa, han violado a varias muchachas y que nadie ha visto nada. Desde entonces, mi amiga no se siente cómoda si va a llegar a su casa después de las 8 de la noche.

Y así llego a la conclusión de que si no nos importan los demás, no podemos pedir que les importemos.

6 comentarios:

Kishiria dijo...

que horror con lo de tu amiga.... y nadie hace nada? no les avisan a las chicas del peligro?

Lady Arcioprea dijo...

pareciera que no pasa nada, mi amiga se entero de esta situacion despues de que la asaltaron asi como en too de ahhhh si, por cierto....

pero bueno, ysa sabes como somos en este pais... es culpa de las mujeres por vetirse de manera provocativa y lujuriosa... asi lleves habito de monja

Kishiria dijo...

eso es cierto que segun ellos una es la que provoca...

que barbaridad con lo de tu amiga

Unknown dijo...

es el sindrome de estos tiempos, a nadie le importa el projimo, no importa cual sea la situacion, nadie se mete a ayudar a los demas

Kishiria dijo...

si, eso es muy triste, vivimos tiempos de pataneria

Unknown dijo...

siempre los hemos vivido, pero ahora son mas evidentes

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