jueves, 16 de abril de 2015

Aprendizajes

Esta semana se fue quien era mi superior directo.

Esta persona cambiaba de opinión a cada rato, se desdecía y luego lo negaba, no tenía nada de tacto para decir las cosas, se intenseaba de la nada y empezaba a gritarle a todos.

Fue el tipo de jefe que te hace preguntarte si verdaderamente sirves para algo y si tienes necesidad de seguir ahí, que aunque no lo quieras a veces te deprime y te hace enojar. Estuve bajos sus órdenes por 2 años y medio.

No es la primera vez que trato con alguien así, tanto de humor cambiante y de cólera rápida como con alguien que espera que le lean el cerebro y le den lo que espera y no sabe expresarlo. Supongo que no será la última.

De esta etapa aprendí 2 cosas:

1.- A desarrollar paciencia y tratar de ver todas las facetas de un problema, hasta las más absurdas y poco probables
2.- A que tengo demasiada paciencia y que aguanto demasiado, los compañeros se quejaron de ella y no llegaron ni a la mitad de las cosas que yo le aguanté.

En fin, le deseo mucha suerte a esta persona en la siguiente etapa de su carrera y compadezco a quienes tengan que trabajar con ella.





2 comentarios:

Hluot Firthunands dijo...

Yo tuve un jefe así, entre todos lo domamos a punta de fregadazos. Al final entendió pero le costó y nunca fue un buen jefe.

Y pues sí, lo único que queda en estos casos es desearles que les vaya muuyyyyy bien en lo que hagan. Porque si les va mal son capaces de regresar.

Kishiria dijo...

EXACTO! y la verdad no queremos que regresen.

Como para desearles que inicien una promisoria carrera como jefes de policía de narco pueblo o negociadores con terroristas. ok ya.

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