lunes, 8 de abril de 2013

Acosadores parte 1

Desde muy chica mi mamá me enseñó que la mujer debe darse a desear, que tú jamás debes de rogar y que el chavo que quiera contigo te tiene que rogar y hacer méritos.

Así te mueras por el fulano jamás lo debes demostrar y si se te declara, hacerlo esperar unas 2 semanas antes del veredicto… pobre de ti si le dices que sí de inmediato. Así que todo hombre potosino estaba acostumbrado a que iba a tener que rogar y rogar por un buen tiempo.

Tan solo de esa base, partimos a una situación muy interesante: la mujer debe tener un papel muy pasivo y el hombre debe ser agresivo; la frase: “cuando una mujer dice que no, quiere decir tal vez y cuando dice tal vez, quiere decir sí”. El solo contexto de esa frase es aterrador: desde que se debe subestimar lo que responda una mujer, hasta pensar que un “no”, no es válido.

Si a eso le sumamos esa pésima costumbre del género femenino de ocultar lo que siente y no hablar de ello más que con las amigas más íntimas; el nefasto “¿qué tienes?” “nada”. Este juego de ocultamientos solo va en contra de la mujer y deja al género masculino sin saber que creer y al final no creen nada y nada en este caso se interpreta como “ni madres”.

En fin, volvamos al tema, si la chava estaba loquita por el pretendiente, este tenía que rogar meses, si a la chava no le interesaba… igual se tenía que aguantar a un pretendiente rogón que no podía ver ni en pintura que cree, a pie juntillas que la chava le está diciendo un “tal vez” y si insiste demasiado, la chava cederá.
En provincia, muchos de esos casos pasaban a manos de la familia, cuando el pretendiente se volvía un acosador y la chava comenzaba a sentirse nerviosa, por lo general la familia mandaba a los hermanos y primos de la chava a hablar con el pretendiente y si se ponía muy fea la situación, a la chava la mandaban con algún familiar lejano unos meses.

Esta táctica familiar era un arma de doble filo, ya que se aplicaba a los pretendientes que la familia no consideraba “adecuados para la señorita”. No pongan esa cara, es provincia, es mocholandia.

4 comentarios:

Hluot Firthunands dijo...

Nunca había pensado en ello como si fuera un algoritmo y tienes toda la razón; la consecuencia lógica de esta costumbre es que las mujeres no dicen lo que piensan y los hombres insisten hasta terminar siendo acosadores.

Donde no estoy de acuerdo es eso de provincia = mocholandia:

El DF no es tan liberal como se pensaría, ahí estan los casos de acoso a homosexuales y lesbianas.

Además, si el DF es menos mocho que "las provicias" no se debe al gran esfuerzo por educarse de los locales, es más consecuencia del flujo constante de emigrantes y de tener al poder federal hasta en la sopa: desde el Congreso y hasta Universidad y Politecnico pasando por museos y Secretarías de Cultura y Educación, todas las entidades que representan a los Estados se encuentran en el DF.

Kishiria dijo...

Ese algoritmo es el que causa muchas cosas feas.

Perdón le digo mocholandia porque vengo de San Luis Potosí, donde la gente es muy, muy mocha.

Hluot Firthunands dijo...

Pero eso sucede en todas partes, no solo en San Luis Potosí. Y el DF no es mejor que otros lugares.

Kishiria dijo...

así es, es muy triste

Reflexiones post-pandemia

Uno quiere vivir hechos históricos pero no de este tipo. Nos encontramos en medio de una pandemia que se veía venir, pero como, siempre, se ...