lunes, 27 de junio de 2011

Crónicas de aeropuertos

Ustedes no están para saberlo ni yo para contarlo, pero resulta que ayer la llegada del lunes me pescó en el aeropuerto del DF esperando el vuelo 2179 de American Airlines, que salió retrasado de Miami y le dio hora y media de vueltas al aeropuerto por cuestiones climáticas (una tormenta de los mil demonios) gracias a @kaiser_damian quien me dio raid y pacientemente evitó que me pusiera como muppet aguanté la espera y el .... Frío.

Mientras esperaba a @leontinker me puse a conversar con otra persona, un señor que tenía un tipo físico mosárabe pp para que les cuento, me comentó que estaban deportando a sus sobrinos, a los cuales pescaron hace un mes y que apenas les estaban regresando... Y con custodio... Y que él para recibírlos se tuvo que regresar desde Indianapolis, y que planeaba regresarse nuevamente aunque con la preocupación de que lo pescaran, a él y a los sobrinos de nuevo, siendo que él ya había sido deportado una vez y que al parecer, a la tercera es cárcel. 

En serio que es de esas ocasiones en que te arrepientes de preguntar... Ya para despedirme le dije que lo pensara, ya que eso de perder la libertad si es algo más serio y que mejor considerara algo más seguro, como Australia.

Lo triste es que seguro lo volverá a intentar... Le deseo suerte... Mucha

2 comentarios:

Hluot Firthunands dijo...

Bien decia Schopenhauer:

"El libre advedrio no existe, son las circuntancias las que nos riguen"

Bien decia Marx:

"La economia es la estructura de la sociedad"

Así que esa gente no obedece a cuestiones racionales, si tiene que ir a la carcel para comer no hará.

Por cierto, esta nota me recordó eso de que no tienes afecto por el IMSS:

http://www.eleconomista.es/economia/noticias/3172694/06/11/Atraca-un-banco-y-roba-un-dolar-para-ir-a-la-carcel-y-lograr-atencion-medica-gratuita.html

Kishiria dijo...

Pues si, ni como convencerlos de lo contrario.

Tu nota me recuerda un artículo que leí hace algunos años sobre muchos prisioneros japoneses que pues ya de la tercera edad que veían con algo de temor su liberación, ya que sabían que posiblemente ya no tenían ni casa ni familia a la cual volver y muchos de ellos, tras ser liberados, reincidían para volver a la prisión

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