miércoles, 11 de agosto de 2010

Una historia japonesa de terror

Los beneficios que recibe la tercera edad son muchos: pases de transporte ilimitado gratuitos, pensiones generosas y cuidados médicos y de enfermería de los cuales la familia solo debe pagar el 1%; parta obtener esos beneficios se pagan fuertes cuotas durante toda la vida laboral; este generoso sistema de pensiones, junto con la baja tasa de natalidad en Japón en los años más recientes, amenaza con desequilibrar la economía en unos años.

Japón es uno de los países que gozan de la más alta expectativa de vida en el mundo y tiene una gran cantidad de personas que viven más de 100 años, algunos, poseedores de records guiness.

Y sin embargo, todo parece indicar que el selecto grupo de centenarios japoneses no es más que un mito.

Esta situación se puso al descubierto recientemente, cuando las autoridades descubrieron que Sogen Kato, el ciudadano más viejo de Tokio, con 111 años de edad, falleció hace aproximadamente 30 años.

Todo esto sucedió por que al convertirse en el ciudadano más viejo de Tokio, las autoridades municipales quisieron darle un regalo especial y se envió a la funcionaria encargada de entregarle el pase anual para notificárselo, la hija de este hombre la recibió en la puerta y le dijo que “Kato no quería verla” desde 1993 la funcionaria había recibido esa respuesta, aunque la familia se escudaba en que el tipo de pensión que recibe Kato no hacía obligatorio que las autoridades le vieran personal mente. La funcionaria, quien se retirará este año y decidió solucionar el misterio, comenzó a interrogar a la familia y al recibir contradicciones, estableció una alerta y la familia fue interrogada por las autoridades, primero la familia explicó que Kato se encontraba dando clases en un templo budista, donde evidentemente no fue encontrado y posteriormente, que desde hacía 30 años había decidido recluirse en su cuarto, decidido a volverse un buda viviente. La policía consiguió una orden para entrar a la casa y se encontró con los restos de Kato.

La familia explicó que desde 1978 Kato se aisló en su cuarto y les dio la orden de no molestarle, uno de sus yernos, al darse cuenta que tras 10 días había empezado a oler, se asomó TRAS 2 AÑOS y vio los restos, pero que no dijo nada a las autoridades.

La familia se ha estado beneficiando de los pagos de la pensión de Kato, que alcanzan más de 100 millones de yenes, mismos que han sido transferidos a varias cuentas; se prepara, desde luego, una demanda por fraude contra la familia.

La funcionaria que descubrió el caso está impactada, es, desde luego terrible que la familia haya fallado en darle los ritos funerarios y que ocultaran el fallecimiento para beneficiarse económicamente, ya que la pensión se provee hasta que se notifica la muerte, lo cual es responsabilidad de la familia.

Los servicios de bienestar social están atados de las manos en estos casos, pues solo pueden inquirir a la familia y no deben pasar de la puerta de entrada, se necesitan pruebas para poder solicitar ayuda policiaca; la misma política aplica en casos de bienestar infantil.

Esta situación ha puesto a las autoridades de bienestar de todo Japón a revisar que sus centenarios efectivamente sigan vivos, dejando al descubierto varias cloacas, como el caso de una mujer de 113 años, Fusa Furuya, quien fue reportada por la hija de esta como que se mudó con su hijo menor, cuya casa ya ni siquiera existe. Aunque en este caso no hay evidencia de que se estén cobrando las pensiones de manera ilegal.

Este no es el único caso, otra mujer de 110 está reportada como desaparecida desde hace 40 años y la familia pide que no se la busque. Por el momento 52 ciudadanos centenarios de Japón no han sido localizados, 18 de ellos en Tokio. La pesquisa detectivesca debe originar, tarde o temprano, que se implementen leyes que permitan a las autoridades de bienestar el tener más capacidades legales y autoridad para cumplir su trabajo, según señalan los expertos, ya que muchas veces la información del registro familiar no les es entregada a los trabajadores de bienestar quienes trabajan bajo datos muy limitados. El deporte de la temporada para los trabajadores de este ministerio es “la búsqueda del centenario” que ya se está llevando a cabo en todo Japón; La ciudad de Ashikaga, por ejemplo, se está ayudando con las Yakult ladies o vendedoras de yakult, quienes además de sus ventas entregan personalmente el producto a los ancianos (mismo que es subsidiado por completo por la ciudad), estas damas cuentan con mucha más disposición por parte de la familia o de los ancianos que los oficiales del ministerio.


Aquí en México, desde el 2008 aproximadamente, los pensionados deben acudir a la institución bancaria al menos una vez al año para demostrar que siguen vivos y deben acudir personalmente a cobrar sus pensiones directamente. Esto en el caso del IMSS.


La nota aquí

4 comentarios:

Hluot Firthunands dijo...

Lamentable la situación de Japón.

Pero no puedo dejar de señalar que en ese caso México tiene una legislación más avanzada que la japonesa y la situación esta más controlada.

¡Digo! Si tenemos algo bueno, es necesario decirlo.

Kishiria dijo...

Es un buen punto, en el caso de Japón, en 2006 llevaron la protección de la privacidad a un punto en que este mismo respeto evita que las autoridades de bienestar protejan a los sectores más desvalidos.

Sin embargo, en Japón, la protección a la tercera edad cubre médicos, enfermeras a domicilio de tiempo completo y medicamentos, de los cuales la damilia solo paga menos del 10% ya que lo demás está cubierto por los impuestos que pagan durante toda su vida laboral

Hluot Firthunands dijo...

Tú lo has dicho, en Japón durante la vida laboral pagan lo que van a utilizar en la juvilación.

En México con la evación de impuestos que practicamos eso es imposible. Independientemente de que las juvilaciones las agarre el gordito que estaba en Hacienda para financiar proyectos carreteros.

Kishiria dijo...

o que el imss sea saqueado desvergonzadamente por directivos y sindicato

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