Hembrismo contra feminismo

Quizá los problemas más grandes son aquellos que no sabemos que existen, y cuando menos dentro de mi humilde experiencia, me he topado con una situación que realmente desconocemos, o fingimos desconocer, y que puede ser a la larga muy perjudicial para todo mundo. Hablo del hembrismo, un movimiento que muchas veces se confunde con el feminismo, y que es el que más daño le ha hecho a este segundo, por todos los excesos que suele cometer.
El machismo, lo sabemos, es la idea de que el hombre es superior a la mujer a priori, y toda la serie de comportamientos basados en ese convencimiento. El feminismo surgiría originalmente como una forma de buscar la igualdad, demostrando que tanto varones como féminas tienen las mismas capacidades, derechos y obligaciones. Pero en la década de los sesentas, surgió un movimiento radical, que aseguraba que, también a priori, la mujer era superior al hombre, y que por ello era natural el dominio y la supremacía femenina. Son las hembristas las que suelen cometer todos los excesos que les achacan a las feministas, y que ha hecho que pierdan tantos bonos en una lucha que es totalmente justa y válida.
Quizá lo peor de todo es que hay muchas mujeres que son hembristas sin saberlo, que han comprado completa la idea dela superioridad femenina inherente, y que se comportan como tal en su vida diaria. Es gracias a las hembristas que existe la idea de que los varones somos totalmente inútiles para cuidarnos a nosotros mismos, esclavos de nuestros deseos sexuales e impulsos competitivos. Y claro, el hecho de que estemos sembrados de machos que viven el estereotipo, y que al parecer lo disfrutan, no ayuda mucho.
Aceptémoslo, yo conozco cientos de mujeres capaces, independientes, dedicadas y talentosas; pero también hay una buena cantidad de inútiles, oportunistas e incompetentes. De la misma manera, el número de hombres capaces y los patanes parecen moverse en el mismo porcentaje. Mientras sigamos pensando que alguno de los sexos - cualquiera - es superior sólo por tener un pene o una vagina, algo estamos haciendo mal.