lunes, 15 de diciembre de 2008

Patanería Crediticia

Bueno considerando que es lunes y que estoy más pa'llá que acá (no piensen mal, voy saliendo de una infeccion en la garganta) voy a poner, vil y gachamente, una nota de periódico que apareció ayer en Milenio del columnista Alvaro Cueva sobre las infames tarjetas de credito y aun más infames bancos y todavia más infames (se puede?) legisladores, que pudiendo defender a la ciudadanía, le están dando largas.

bueno les transcribo la nota, pero no olviden visitar el link:

MALDITAS TARJETAS DE CRÉDITO

Fecha de Publicación: 12/14/2008



OJO POR OJO

POR ÁLVARO CUEVA

MALDITAS TARJETAS DE CRÉDITO

El gobierno no puede contra la inseguridad, no puede contra las televisoras, no puede contra los bancos. ¿Entonces contra qué sí puede?
Lo pregunto porque es escandaloso lo que está pasando con las tarjetas de crédito en este país.
¿Cómo es posible que los intereses de las tarjetas bancarias sean más altos en México que en Estados Unidos cuando el nivel de vida de los mexicanos es como para ponerse a llorar de la desesperación?
¿Quién manda aquí que justo cuando se iba a autorizar una reforma para ayudar a las personas que ya no pueden pagar sus tarjetas por la magnitud de los intereses, el cabildeo congeló la discusión?
¿Quién es más importante para nuestros gobernantes: los bancos, la gente o sus bolsillos?
El tema de los bancos y la ausencia de autoridad en este país es de no creerse. ¿O qué, a usted ya se le olvidó que los bancos fueron rescatados con el dinero de todos los mexicanos en los años 90?
¿Y qué recibimos a cambio? ¡Unos intereses altísimos!
Después de que los ayudamos a que no se fueran a la bancarrota, los bancos nos están dejando en la bancarrota a usted y a mí.
Nuestros hijos ni siquiera van a alcanzar a terminar de pagar el Fobaproa y ese grupo de empresarios ya nos volvió a ver la cara. ¡De qué se trata!
Usted está viendo lo que está pasando en Washington. El gran tema es que el gobierno rescate a compañías como Ford y General Motors, pero allá la autoridad sí funciona y antes que aventarles dinero nomás porque sí, se les está exigiendo que le correspondan a la ciudadanía.
¿Con qué? Con la fabricación de unidades que la hagan gastar menos en gasolina, con vehículos que no contaminen, con soluciones que le hagan entender a la opinión pública que si bien jamás va a recibir parte de las utilidades de esos negocios, al menos obtendrá algo parecido a una retribución por el favor.
En la década pasada, cuando millones de personas tuvieron que transformar sus deudas de nuevos pesos a UDIs para medio reorganizar sus finanzas, los bancos no les devolvieron nada. Nada. Nomás nos envolvieron en más y peores créditos.
Y sí, su discurso es muy bonito: los mexicanos no sabemos manejar nuestras deudas y, en consecuencia, nos merecemos lo que nos está pasando.
¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? ¿Por qué si preguntamos por las altas tasas de interés nos responden con el dato de que somos muy gastadores?
Es como ir a un restaurante, quejarse porque la sopa está fría y que el mesero nos responda que la culpa es nuestra por haber pedido sopa.
¿Por qué si los bancos piensan que los mexicanos somos un montón de gente ignorante incapaz de administrarse con eficiencia nos regalan tarjetas de crédito como si fueran muestras de perfume?
¿Por qué si valemos tan poco para los bancos, nos otorgan enormes límites de crédito y nos los extienden a la menor oportunidad?
¿A usted no le ha pasado que pide un crédito para solucionar una emergencia y que en lugar de dárselo le entregan una tarjeta de crédito para que se haga bolas con tal de resolver su situación?
¿Quién es el incongruente aquí? ¿Los bancos o nosotros?
No es que no queramos pagar, es que no se puede. Y ni modo de vivir sin tarjetas. Hay trámites y lugares donde te las exigen.
Es más, en México si uno no tiene cierta tarjeta no puede comprar los mejores asientos para ir al teatro y a los conciertos. ¿A usted no se le hace un abuso?
Si los bancos estuvieran tan preocupados por el mal manejo que los mexicanos hacemos de nuestros créditos, nos deberían estar capacitando para usarlos en lugar de incitarnos al consumo.
Así como producen programas de televisión para premiar a los que gastan, deberían producir emisiones como “Maxed out” de FoxLife para enseñarnos a resolver nuestras deudas.
Poner un documento en internet no es educar, es lavarse las manos para que un puñado de analistas hable bien de ellos.
Este problema no es moral (¿quién se porta peor, el que usa una tarjeta de crédito o el que cabildea con el poder legislativo?), es de autoridad.
¿Quién le va a poner un freno a esta situación si hasta Carlos Slim recibe ataques cuando le pide a sus colegas bajar las tasas de interés? ¿Quién? ¿El gobierno?
Pues órale, gobierno, que se te vean los pantalones. Ponle un freno a esta situación. Ayúdanos a salir de deudas. Ayúdanos.

3 comentarios:

Lady Arcioprea dijo...

mencionaré algo que decia mi madrina acerca de los bancos "un banquero es aquel que te presta un paraguas cuando hay sol y te lo quita cuando empieza a llover"

A estas alturas ya la gente les debe hasta el alma y al parecer no hay quien haga algo ´para detenerlo. volvemos al punto del abuso en el que este se deja hasta que se le permite asi que, si no pedimos a las instituciones bancarias y a los que las supervisan que exista un control mas cuidadoso de estos, el problema seguirá creciendo.

Kishiria dijo...

eso es muy cierto...
que horror, que mafia son los bancos

Özer dijo...

Hasta hoy leí este comentario, pero me parece que el artículo es un tanto tremendista y parcial. Sí, los bancos abusan hasta el cansancio, pero somos nosotros quienes podemos decir NO!. NO quiero esa tarjeta de crédito que me están rogando que acepte. NO voy a gastar más de lo que puedo pagar mes a mes. NO, NO y NO!
Es cierto que muchos necesitamos una tarjeta por cuestiones de trabajo, viajes, etc. Pero UNA tarjeta nada más. La gente que conozco que está en problemas crediticios es porque tiene dos, tres o más TCs.

Reflexiones post-pandemia

Uno quiere vivir hechos históricos pero no de este tipo. Nos encontramos en medio de una pandemia que se veía venir, pero como, siempre, se ...