Por que me gustan los hombres, muy hombres

Por Brigid

Por alguna extraña razón, recordé una conversación que tuve con mis amigas hace ya algunos años. Resulta ser que en aquella ocasión discutíamos sobre nuestras series de animación favoritas, pues bien que mal todas sabíamos algo del tema (algunas son todas unas expertas), y bueno, en algún punto comenzamos a preguntarnos ¿Cuál fue el mejor episodio de la serie "x"? -Momento!, la mejor serie de la historia es... ¿Cuál ha sido el mejor villano? y por último y no menos importante (pues no dejamos de ser mujeres) ¿Cuál sería el personaje que te agenciarías para tener hijos? Y la respuesta casi al unísono fue: Terry Grandchester!

Algunos(as) se preguntarán ¿Quién diablos es ese güey? He aquí un breviario histórico de 4 líneas:

Terry fue en su momento el personaje más cool de la historia de la animación, era el chico rudo de melena larga que nadie entendía, todo un rebelde sin causa que el mismímiso James Dean envidiaría, y por su puesto, muy en el fondo el tipo más tierno, noble, caballeroso y amoroso del universo.

La conversación terminó poco después y no tuvo mayor importancia, pero ahora que miro en retrospectiva, me doy cuenta de que realmente había estado buscando un hombre como el que yo veía de niña, no sólo en en esta serie en particular, sino en la mayoría de modelos masculinos de los que yo tenía noticia en ese entonces.

Mi último gañán (pues temo decir que lo era) no era capaz de tener un sólo gesto lindo conmigo, ni pensar en que me abriera la puerta de su coche o que me ayudara a bajar del micro; ni que decir de mi ex, ex, que no era capaz de ayudarme a cargar ni mi suéter, es más, podía estarme cayendo de tanta bolsa de súper que llevaba y ni si quiera había un gesto que pudiera interpretar como un ¿Te ayudo?

A mi primer novio le daba pena que nos abrazáramos en público (no se fuera a dañar su imágen de hombre "muy hombre") ¡Hazme el favor!, aunque ahora que lo pienso estábamos en secundaria... ¡Pero qué estoy diciendo!, ni en primaria debería pasar eso.

Ninguno era detallista conmigo, claro, salvo el preludio a nuestra relación o sea, el enganche en el que son un poco menos bestias, y eso te diré. Podría contar un montón de historias sobre mis patanes, digo, galanes; ¡no!, ¡sí son patanes! pero nunca acabaría. Yo por supuesto esperaba que la fachada de hombre recabronsísimo se desvaneciera conmigo, o al menos cuando estuviéramos solos, que la miel se derramara alguna vez, o que de perdida se acordara del día de San Valentín (es tan obvio, digo, hay pinchemil globitos de corazón en la calle).

Creo que lo más dulce que me pasó con uno de mis novios fue el chicle que me dio mientras me besaba. ¿Por que siempre busco el mismo tipo de hombres?, ¿Por qué me tuve que tragar el cuento de que son patanes por fuera y lindos por dentro? Ya ni llorar es bueno, ***suspiro***

Ahora que lo pienso, mi galán de celuloide por lo menos estaba guapo.